Los Caprichos -la primera de las cuatro series de estampas concebidas como un todo- contienen una evidente intención crítica y aleccionadora.
A Goya le interesaba el poder de difusión de los grabados, siempre superior al de las pinturas. De este modo, la labor de crítica y regeneración moral que los ilustrados proponían podría llegar a círculos más amplios.
El título del nº 42 alude al refrán español «Tu que no puedes, llévame a cuestas». Sobre dos hombres doblegados por el esfuerzo cabalgan dos asnos, uno de ellos con espuelas, en un paisaje desnudo y sin accidentes. Un sistema corrupto (sociedad estamental) obliga al pueblo llano a soportar pesadas cargas. Mientras el tercer estado debe «pechar» y procurar el sustento a toda la sociedad, los privilegiados (nobleza y clero) viven a sus expensas sin mover un dedo.
Integrada entre las escenas de asnerías, la estampa presenta la reconstrucción satírica de la realidad por medio del imaginario del “mundo al revés”.
Las interpretaciones contemporáneas del trabajo abundan en la idea de que: “Los pobres y clases útiles de la sociedad son los que llevan a cuestas a los burros» y, además, «cargan con todo el peso de las contribuciones del Estado”; es decir, centran su crítica particularmente en un sistema fiscal que recae siempre sobre los más pobres.
La sátira tiene plena vigencia en nuestros días.
El incisivo pincel de Goya nos muestra la situación de injusticia y desprotección en la que vivían los españoles humildes. Y, a la vez, la vida de privilegios y excesos de los poderosos.
Parecen cosas del pasado y, sin embargo, qué poco han cambiado las cosas en nuestra sociedad actual!
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