Porque recordaré a mi perro Percy. Mary Oliver.

a menudo veo su forma en las nubes y esto es
una continua bendición

Una preciosa foto de Rachel Giese Brown (2005) muestra a Mary Oliver leyendo con su perro (o quizás, a su perro) Percy. Como es de suponer, el nombre alude al poeta romántico inglés Percy Bysshe Shelley. Percy fue un rescate de Bichon Frise. Le dedicó un buen número de poemas.

Le pregunté a Percy cómo debería vivir mi vida
-Amor, amor, amor, dice Percy,…

El que se reproduce aquí, publicado en su poemario Mil mañanas, está inspirado en el poema de Christopher Smart, For I Will Consider My Cat Jeoffry.

Con el corazón puesto en M.J. y en su querido Aza, Azabache.

Porque recordaré a mi perro Percy.
Porque fue hecho pequeño pero valiente de corazón.
Porque si conocía a una perra la besaba con gentileza.
Porque cuando dormía roncaba solo un poco.
Porque podía ser tonto y noble al mismo tiempo.
Porque cuando hablaba recordaba a la trompeta y
cuando se rascaba golpeaba el suelo como un tambor.
Porque solo comía la mejor comida y bebía el agua más
pura, aunque también mordisqueara el pescado muerto.
Porque vino a mí enfermo y con la certeza de una corta
vida, pero se regocijaba en ella cada día.
Porque tomaba sus medicinas sin rechistar.
Porque jugaba fácilmente con el Bull Mastiff del vecino.
Porque siempre se llenaba de barro.
Porque era una herramienta para que los niños aprendieran
sobre la benevolencia.
Porque escuchaba los poemas como historias de amor.
Porque cuando olisqueaba era como si le complacieran
todos los lugares del mundo.
Porque cuando se puso enfermo se recuperó tantas veces
como pudo.
Porque era una mezcla de seriedad y de burla.
Porque nosotros, los humanos, podemos autodestruirnos
de formas que él nunca imaginó.
Porque fue astuto y a veces imprudente, pero siempre
rechazó ofrecerse a ser castigado.
Porque su tristeza, aunque sin palabras, era comprensible.
Porque no había nada más dulce que la paz de su descanso.
Porque no había nada más dinámico que su vida en movimiento.
Porque era de la tribu de los lobos.
Porque cuando me iba, me esperaba
en la ventana.
Porque me amaba.
Porque sufrió antes de que yo lo encontrara, y nunca
lo olvidó.
Porque amaba a Anne.
Porque cuando se tumbaba antes de dormir no discutía
si Dios lo había creado o no.
Porque podía tirarse de cabeza y reírse
de verdad.
Porque amaba a su amigo Ricky.
Porque cavaba agujeros en la arena y dejaba
a Ricky tumbarse en ellos.
Porque a menudo veo su forma en las nubes y esto es
una continua bendición.

Bibliografía:

Oliver, Mary (2022). A Thousand Mornings (Mil mañanas). Granada. Valparaiso.